
Por Edgar Bañuelos Velázquez, Director General de CANAME.
México enfrenta cada año fenómenos climatológicos severos que ponen a prueba la infraestructura eléctrica del país. Restablecer el servicio de energía con rapidez y seguridad tras estos eventos es crucial para la seguridad de la población y la reactivación económica de las zonas afectadas. En este contexto, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas (CANAME) suscribieron un convenio de concertación para reforzar la capacidad de respuesta del sector eléctrico ante huracanes y otros desastres naturales.
Un mecanismo para agilizar la recuperación eléctrica en emergencias
El objetivo del acuerdo es que, ante la ocurrencia de un siniestro climático, la CFE disponga de información oportuna sobre las empresas afiliadas a CANAME que cuentan con los bienes y servicios necesarios para restaurar y mantener el suministro eléctrico. En otras palabras, se crea un canal de cooperación por el cual la industria eléctrica nacional apoya a la empresa pública en la atención de contingencias, facilitando el acceso rápido a equipamiento, materiales y personal especializado cuando más se necesita.
En la práctica, esto se traduce en varios compromisos concretos orientados a agilizar la respuesta ante emergencias:
- Inventario y disponibilidad preventiva. La CANAME entregará a la CFE listas actualizadas de los materiales y equipos que fabrican sus empresas afiliadas, incluyendo la disponibilidad de sus inventarios durante la temporada de ciclones (del 15 de mayo al 15 de noviembre), así como un catálogo de los servicios especializados que pueden ofrecer. Este conjunto de insumos esenciales incluye: transformadores, cables, aisladores, torres, sistemas de iluminación y plantas de generación portátil, entre otros componentes críticos.
- Comunicación inmediata de necesidades. En caso de emergencia, la CFE informará a la CANAME sobre los requerimientos específicos de bienes y servicios para que la Cámara consulte entre sus afiliados quiénes tienen esos materiales disponibles y coordine su suministro expedito. De esta forma, se minimizan demoras al activarse una red nacional de proveedores ya identificados y dispuestos a contribuir.
- Coordinación y seguimiento conjunto. Ambas partes designaron representantes permanentes para dar seguimiento al convenio y tomar decisiones durante emergencias. Estos enlaces institucionales se comunicarán en cuanto un fenómeno hidrometeorológico impacte la infraestructura, y convocarán reuniones de trabajo en un plazo no mayor a 24 horas. Este mecanismo asegura que la colaboración se active en tiempo real, resuelva obstáculos operativos y canalice el apoyo necesario sin trámites burocráticos.
Gracias a estas medidas, el país gana capacidad para reactivar la electricidad de manera más rápida y segura tras un huracán. El beneficio es doble: la CFE se apoya en una amplia red de proveedores nacionales de confianza, se evita recurrir a compras de emergencia, y la industria eléctrica mexicana participa en la atención de la contingencia, alineando sus esfuerzos con las necesidades nacionales. En conjunto, ambos sectores consolidan la resiliencia del sistema eléctrico nacional en favor del interés colectivo.

Alianza público-industria para la seguridad energética
La relevancia de esta colaboración trasciende la simple atención de emergencias al contribuir a la seguridad energética de México. El Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 prioriza el “fortalecimiento de la seguridad y la soberanía energética” y la “modernización de la infraestructura eléctrica”; por ello, el convenio CFE-CANAME materializa estos principios al vincular a la empresa pública de electricidad con los fabricantes locales de equipo eléctrico, y refuerza la autosuficiencia del país para enfrentar contingencias sin depender de insumos extranjeros.
Con este acuerdo, la CANAME reafirma su papel como aliado del gobierno para diseñar e implementar programas que robustezcan la cadena productiva eléctrica. En última instancia, empresa pública e industria privada unen capacidades para un mismo fin patriótico: garantizar el suministro eléctrico a la población, aun bajo las peores circunstancias. Así, se afianza la soberanía energética del país.
El devastador huracán Otis, que impactó Acapulco y la costa de Guerrero en octubre de 2023, ofreció un claro ejemplo del reto que representan estos fenómenos y la necesidad de estar preparados. Otis alcanzó categoría 5 y causó estragos inéditos: la CFE lo ha calificado como el siniestro de mayor impacto económico en su historia.
La propia CFE subrayó que un factor decisivo para reaccionar ante emergencias es el adecuado manejo de inventarios y compras. La respuesta ante el huracán Otis contó con los equipos necesarios para actuar de inmediato. Esa experiencia dejó en claro que la coordinación temprana entre empresa pública e industria privada es esencial para reducir vulnerabilidades.
Ahora, con el nuevo convenio, la comunicación será más directa y eficiente, y la identificación de suministros críticos será más ágil gracias a la base de datos compartida de CANAME sobre capacidades industriales disponibles en todo el país.

Resiliencia eléctrica: buenas prácticas y financiamiento internacional
La vulnerabilidad de los sistemas eléctricos frente a eventos meteorológicos extremos no es exclusiva de México. En todo el mundo —y en particular en Estados Unidos— se han desarrollado estrategias para aumentar la resiliencia eléctrica, muchas de las cuales involucran la participación de entidades gubernamentales, empresas de servicios públicos y el sector industrial local.
Un estudio publicado en The Electricity Journal (Zamuda & Ressler, 2020) analiza programas federales norteamericanos que apoyan inversiones en redes eléctricas más resistentes. Estas iniciativas muestran valiosas prácticas y esquemas de financiamiento que sirven de referencia. Entre los más destacados, se encuentran los fondos de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), que administra programas preventivos y posteriores a los desastres, con el objetivo de incentivar mejoras en la infraestructura y reconstruir con criterios más robustos.
Uno de los más relevantes es el programa Building Resilient Infrastructure and Communities (2020), que destina recursos a proyectos que reduzcan riesgos en infraestructura crítica. Estos fondos federales pueden incrementarse tras años con desastres mayores y promueven obras como la elevación de subestaciones eléctricas fuera de zonas inundables, la construcción de diques de protección en plantas de energía, el reemplazo de postes de madera por estructuras resistentes a huracanes y la instalación de equipos inteligentes que aíslen fallas y restablezcan el servicio con rapidez.
De manera complementaria, tras declaratorias de desastre, FEMA opera el Programa de Subvenciones para Mitigación de Riesgos (HMGP) y el de Asistencia Pública. El primero financia proyectos como la compra de generadores de respaldo para hospitales o la construcción de microredes locales. El segundo cofinancia la reconstrucción de infraestructura eléctrica dañada, pero bajo la condición de que se haga “mejor que antes”, con estándares de diseño más estrictos y resilientes. Estas experiencias han sido institucionalizadas en la normativa estadounidense para asegurar que cada peso invertido en recuperación se transforme en un blindaje contra futuras crisis.
México ante el cambio climático
El convenio CFE-CANAME comparte el espíritu de estos programas: anticiparse a la crisis, responder de manera coordinada y reconstruir con mejores prácticas.
En un escenario de cambio climático que augura fenómenos más intensos y frecuentes, México ha dado un paso firme para reforzar su capacidad de respuesta eléctrica. El acuerdo simboliza cómo las alianzas institucionales pueden traducirse en resultados tangibles ante la adversidad. Al conjugar la fuerza operativa y el mandato social de la CFE con la innovación y la capacidad productiva de las empresas nacionales, se crea un frente de solidaridad por el bienestar colectivo y la seguridad energética del país. Para los expertos del sector, este convenio marca también una pauta de cómo integrar a la cadena de proveeduría local en la gestión de riesgos, con lo que se fortalecen las capacidades internas y se minimiza la dependencia de apoyo externo.
Edgar Bañuelos Velázquez
Ingeniero Electricista y Maestro en Economía y Gestión del Cambio Tecnológico por la Universidad Autónoma Metropolitana. Cuenta con una especialidad en Energías Renovables por Renewables Academy AG de Alemania y la Universidad Earth de Costa Rica. Su trayectoria se ha centrado en la gestión de procesos de innovación y en el análisis de capacidades en ciencia, tecnología e innovación (CTI). Ha colaborado en proyectos para el BID y la OCDE, así como en programas de modernización tecnológica para el sector eléctrico. En CANAME, fue Director de Vinculación y Desarrollo Sectorial y actualmente se desempeña como Director General.

Semblanza
Ingeniero Electricista y Maestro en Economía y Gestión del Cambio Tecnológico por la Universidad Autónoma Metropolitana. Cuenta con una especialidad en Energías Renovables por Renewables Academy AG de Alemania y la Universidad Earth de Costa Rica. Su trayectoria se ha centrado en la gestión de procesos de innovación y en el análisis de capacidades en ciencia, tecnología e innovación (CTI). Ha colaborado en proyectos para el BID y la OCDE, así como en programas de modernización tecnológica para el sector eléctrico. En CANAME, fue Director de Vinculación y Desarrollo Sectorial y actualmente se desempeña como Director General.